CLAUDIO POGGI EN LA TOMA, ENTRE MATES, CAMINATAS Y LA BOLETA ÚNICA

En una tarde de caminata en La Toma, Claudio Poggi dejó por un momento el traje de gobernador para volver a ser el dirigente que camina, escucha y conversa de igual a igual. Entre vecinos, mates y boleta única, compartió su visión sobre el cambio electoral en San Luis y el valor de construir desde lo cercano.

WhatsApp-Image-2025-05-06-at-7

La tarde se va deshilachando en La Toma y Claudio Poggi aparece, como tantas veces, pero esta vez no llega en su rol formal de gobernador. Llega como dirigente, como vecino que vuelve a los pueblos que alguna vez lo votaron, y que ahora vuelve a caminar, con la boleta única bajo el brazo y un mensaje sencillo en la boca.

En la plaza central, rodeado de vecinos, amigos, simpatizantes y candidatos locales, Poggi se sienta a una mateada improvisada para escuchar y dialogar. Lo acompañan radios locales, micrófonos abiertos, y un puñado de nombres propios: Maxi Valdeón, primer candidato a diputado por el departamento Pringles, Ingrid Blumencweig, el “Minino” Carlos Díaz, primer candidato a concejal. Nombres que él menciona con la calidez de quien los ha visto crecer políticamente, o que lo acompañan, con el orgullo de sentirlos parte de su equipo de trabajo.

“No vengo como gobernador, vengo como dirigente”, aclara. Y en esa frase se le filtra una forma de hacer política que parece más de antes: estar, caminar, explicar, mirar a los ojos. Esa tarde, en La Toma, Poggi no da una entrevista. Charla. Convence. Repite con paciencia que el sistema electoral cambió, que ahora se vota con boleta única papel, que hay que buscar el mapita de San Luis en la primera fila, marcar y confiar.

Lo suyo no es un discurso encendido, ni una arenga de escenario. Es más bien una charla entre conocidos, de plaza, un intento por explicar cómo la provincia da un salto institucional: “Nos igualamos a Mendoza, Córdoba, Santa Fe… Dejamos de estar en el último orejón del tarro en calidad institucional”.

Habla de diputados, de leyes que necesita para gobernar, de mayorías que lo acompañen. Pero también habla de personas. De Maxi Valdeón, por ejemplo: “Docente, trabajador, buena persona… eso va a venir muy bien para La Toma”, dice, como si bastara esa descripción para resumir su confianza.

Mientras se encienden las luces de la plaza y los vecinos lo saludan, Poggi sigue repitiendo su mensaje sin apuro, como quien confía en la fuerza de lo simple. La escena se cierra con agradecimientos, abrazos, y esa mezcla de política y costumbre que en los pueblos chicos se siente más verdadera cuando el dirigente escucha.